Ganar… felicidad
Triunfar, ser el mejor, el reconocimiento, la fama, el dinero… todas esas cosas están asociadas a vencer en un campeonato de reconocimiento mundial. Son muchos los pilotos que lo intentan y no digo que lo hagan por todos esos elementos que menciono al principio, pues habitualmente lo hacen por lo que lo haríamos casi todos, la sensación de demostrarte a ti mismo de qué eres capaz y con ello, ser feliz, hacer lo que te gusta y como te gusta.
Muchos pilotos optan por el camino de MotoGP, un camino lleno de obstáculos, a veces naturales y otras artificiales, como ser de una nacionalidad concreta o tener el padrino adecuado, acaso demostrar desde el minuto uno que tienes unas cualidades fuera de toda duda y casi obligar a quien corresponda a “venderte gratuitamente” una moto en un equipo. Sea como fuere, es el camino al Edén. En ese camino quedan muchos, muchísimos, que quizás no debieran haber quedado o no fueron capaces de ver otras posibilidades.




El caso de Andrea Locatelli, recién proclamado Campeón del Mundo del WorldSSP, puede ser el ejemplo de cómo un piloto que lo intentó en el camino a MotoGP, supo ver que hay otras alternativas para, por qué no, ser feliz. Cumplirá 24 años en octubre, le queda toda la vida deportiva por delante y ya puede decir con orgullo que es Campeón del Mundo. Hace siete años se proclamó Campeón del CIV en Moto3 con Mahindra. Aquello le abrió puertas para poder hacer 2 wildcards en su país, Italia y al año siguiente hacer el Mundial, pero con resultados que no figurarán en ningún libro de épica. Una temporada con Gresini y otra con Leopard, en Moto3, acabando vigésimo y noveno. Sin “cumplir” en Moto3 da el salto a Moto2, con Kalex en Italtrans; tres temporadas, clasificando en la mejor de ellas decimoquinto.
Este año ha dado el salto al WorldSSP con Bardahl Evan Bros, equipo con el que Randy Krummenacher se proclamó Campeón el pasado año y… ¡voilá! ha empezado a ser feliz. No es para menos, pues la temporada que se ha marcado el italiano ha sido para enmarcar. 10 victorias de 11, 10 vueltas rápidas, 6 pole positions y quedan por disputar cuatro carreras… ¡Felicidades, Campeón!, ¡felicidad para el Campeón!
Hablar de Locatelli es obligado en esta cámara, es el Campeón y se lo merece, pero en realidad es la excusa para introducir lo que desde un principio quería que fuese el tema principal de mi cámara esta semana. En esta categoría, en WorldSSP, hacía mucho tiempo que no se producía algo que, desgraciadamente, está pasando muy desapercibido por muchos, por demasiados. Y es que claro, no venir apadrinado por una gran empresa, no estar en el “paraíso” del motociclismo tiene sus consecuencias en forma de menos visibilidad. Hacía mucho tiempo, como decía, que en este campeonato no había un debut con mejor progresión, constancia y solidez que el que está protagonizando Manu González, conocido también como “Manugas”. En Moto Race Nation lo seguimos desde que debutara en el WorldSSP300 hasta proclamarse Campeón del Mundo de la categoría de forma magistral.
El piloto de Torrelodones, con 18 años, ya es Campeón del Mundo, pero ya antes había vencido en la European Talent Cup, con tan solo 15 años. En 2018 consigue tres podios en su primera temporada en el WorldSSP300, siendo hasta el momento el piloto más joven en subir al cajón en la categoría, que ya es decir. En 2019, con el ParkingGO y Kawasaki, consigue el Campeonato al sumar tres victorias y seis podios. Quien siga el WorldSSP300 sabe bien lo difícil que es conseguir esos números en esa categoría. Esta semana, si no llega a ser por la lluvia, probablemente ya habría firmado un cuarto puesto en el WorldSSP, con una moto privada, en un equipo privado; sí, la categoría donde Locatelli acaba de proclamarse campeón. O mucho me equivoco o cuando escucho los audios que tan generosamente nos envía Manu tras las carreras lo que percibo es a un piloto feliz y la decisión de subir de categoría con el equipo con el que se proclamó Campeón del Mundo me dice que sí, que lo es. Van de la mano, van juntos, saben que han iniciado un camino que les puede llevar a recoger muy buenos frutos este año, mejor dicho, aún mejores que los recogidos hasta el momento, que ya son excepcionales. El equipo ya conoce la categoría, tanto que ya se proclamó Campeón con un tal Chaz Davies, sabe lo que es trabajar desde abajo y eso me congratula. Manu se merece estar bien arropado, por talento, por espíritu y por proyección; no sé, no me preguntéis por qué, pero tiene algo, es solo una sensación, pero así lo percibo.
Lo que está haciendo Manu este año es de meritazo, de quitarse el sombrero, como se suele decir. Aprendizaje, constancia, ambición y tener claro lo que quiere, esa felicidad a la que hacía alusión al principio del texto, sentir que lo consigue, que la meta que se ha puesto llegará… es una frase que repite “sé que en algún momento vamos a llegar”, a lo que añade “quiero llegar y sé que puedo llegar ya”. Manu es feliz, por lo que me alegro cantidad, todo el equipo de Moto Race Nation lo hace. Lo único que deseo es que no deje de serlo, que sepa diferenciar bien entre los cantos de sirena que seguro le van a surgir. A buen seguro su entorno sabrá asesorarle cuando llegue el momento y este es otro acierto, un entorno que no hace ruido pero que está ahí, ayudando.
Espero que esté aquí, en el WorldSBK, por mucho tiempo y si llegara a no ser así, lo que deseo es eso, que sea feliz.