EGO: nominativo singular

Ya son muchos años los que llevo viendo carreras. No son tantos los que llevo escribiendo sobre ellas, aunque la cifra ya tiene dos dígitos; cosas de la volatilidad del tiempo, que pasa más rápido de lo que uno imagina cuando es más joven. En este tiempo he tenido oportunidad de ver cómo el talento es una de las cualidades más difíciles de gestionar por parte de los que componen este mundillo que es el motociclismo y no sería la primera vez que mencionaríamos un nombre que reflejara una situación parecida. Pensando en ello estos días atrás, me acordaba de Anthony Gobert, por ejemplo, con unas situaciones a día de hoy que no deseo a nadie, quien era talento puro que se diluyó como un azucarillo, o ¿quién no recuerda aquella frase que Stoner dedicó a Rossi?…
Este campeonato tiene desde hace años un dominador que todos conocemos que se llama Jonathan Rea. El hexacampeón es la figura a batir y ha logrado esa reacción de los medios que ponen el foco sobre él planteando la recurrente pregunta sobre qué sería capaz de hacer en MotoGP. El canto de sirena es evidente, pero por suerte para nosotros Jonathan sigue en el WorldSBK y espero que para siempre. Reconozco que años atrás no conseguía «conectar» con él, la imagen que proyectaba, repito, la imagen, no era excesivamente «amable», con una posición distante y excesivamente fría para lo que se estila hoy día. Por aquél entonces ganaba con Ten Kate, fichaba por Provec, ganaba a Sykes… Es una situación que ha ido cambiando a lo largo del tiempo y diría que ahora, gracias a la gestión que ha hecho de su figura, es un piloto que difícilmente genera rechazo en el aficionado, todo lo contrario. El comportamiento de Rea es exquisito, tanto con la afición como con los rivales y lleva siendo así mucho tiempo. Está gestionando su condición de campeón, su talento, de forma impecable.




Sin ir más lejos, este fin de semana lo ha pasado «reguleras». La aparición de los nuevos SCX Development, que no solo sirven para conseguir vueltas rápidas en la Superpole sino que son capaces de aguantar carreras enteras, ha propiciado que las Ducati traccionen mucho mejor y sean más efectivas en el paso por curva, puntos en los que Rea era, hasta ahora, imbatible. De hecho, el momento del fin de semana en el que ha estado más cerca de Rinaldi fue en la segunda carrera del domingo, en la que la temperatura fue superior y esos nuevos Pirelli sufrieron más, igualando un poco más la situación. De hecho, Rea montó un «C» el domingo en esta carrera, una opción más dura que le permitiría más estabilidad sacrificando paso por curva pero asegurando la frenada. Al final, vuelve a salvar una situación comprometida, con tres terceros puestos en la casa de Ducati, con restricción de RPM y con los nuevos SCX en liza. Para colmo, dos de las tres carreras se las llevó Rinaldi, que hasta este momento del campeonato no había asomado mucho la cabeza.
Una situación parecida gestionó cuando Álvaro Bautista llegó al WorldSBK con Ducati. La templanza y el ver más allá que su propio orgullo y los resultados a corto plazo, le permitieron remontar y hacerse con el título. Bueno, digo más, les permitió, a él y al equipo, proclamarse campeones. Efectivamente, en esta historia hay otro factor determinante y es que sus logros no son solo suyos, sino que siempre evidencia que el trabajo es suyo y del equipo. Es esa ausencia de ego la que le permite ver que solo no podría atacar un campeonato de este calibre ni cualquier otro. El equipo es necesario para conseguir ganar y él lo sabe. Tanto es así que se afana por hacer partícipe a todo el Provec de los resultados que consigue en pista, que en realidad son los de todos ellos. La manera en la que Pere Riba saludaba a sus compañeros de box tras la última carrera del domingo atestigua que tanto el piloto como el equipo saben qué se puede y qué no se puede, saben cómo y cuándo y lo que es más importante, que es el trabajo en conjunto el que saca el proyecto adelante.
«Ego» es el pronombre personal latino, nominativo singular, del que deriva el «Yo» actual, pero nada más. Si alguien cree que su «Ego» es algo más que esto, le invito a reflexionar sobre qué no debería creer entonces Jonathan Rea. Aun así, es un tipo normal, con todo lo excepcional que supone serlo hoy en día.