Los otros de MotoGP

“En esto que van un sudafricano, un italo-brasileiro y un francés pianista y se suben al podio de MotoGP corriendo con una KTM, la Yamaha más satélite de todas y una Ducati de segunda mano”

Esto podría parecer parte de un chiste, pero ya forma parte de la historia de la categoría reina del mundial de motociclismo en su temporada más loca de las últimas décadas.

Pero detrás de estos tres tipos y sus motos hay historias de perseverancia, trabajo y reivindicación de marcas y personas, que por una u otra razón habían sido apartados de los focos. Son “los otros” de MotoGP.

forcada
David Goldman

Empecemos por Brad Binder y KTM. El sudafricano, como la mayoría de pilotos de países remotos, llámense Stoner, Miller, Doohan o Gardner cargan con una historia de desarraigo, de dejarlo todo atrás: casa, familia, amigos. De hipotecas familiares, con enormes gastos para vivir y al mismo tiempo pagar temporadas de formación en campeonatos nacionales a miles de kilómetros de su país. Campeonatos donde eran poco menos que “fauna exótica” y en los que tenían que aprender a correr en circuitos donde sus rivales habían echado los dientes.

Todo esto, indiscutiblemente añadido a un talento innato, forja campeones de carácter duro, en los que la expresión “volver a casa”, fuera de las vacaciones invernales, es sinónimo de fracaso, de oportunidad perdida, de rendición.

Binder ha demostrado ya con creces que no va a volver a casa con las manos vacías y sí con una buena maleta de trofeos y títulos, se admiten apuestas sobre cuantos serán. Pero desde luego, ya nunca será considerado uno de “los otros”.

Prosigamos con su moto. Cuando KTM y su deslenguado presidente decidieron entrar en MotoGP lo hicieron manteniendo el mismo ADN que sus motos de calle y sus pluricampeonas de Moto3; montando un chasis multitubular. Una opción que no había vuelto al campeonato de las motos ‘grandes’ desde las primeras Ducati Desmocedici y que los italianos acabaron descartando pronto.

En un mundo donde todos sus rivales usan y ganan los campeonatos con el ya legendario chasis de doble viga en aluminio inventado por el mago Antonio Cobas allá por los 80, volver a correr con una solución calificada como obsoleta para MotoGP era considerada poco menos que una ‘boutade’ de Pierer y sus chicos.

Pero no solo han conseguido ganar con esta opción sino también usando sus propias suspensiones WP y no las omnipresentes Öhlins.

Brad Binder box KTM
Robert Gray

Y la guinda del pastel la ponen otros dos personajes que han contribuido a este éxito y que juntos estuvieron a punto de ser campeones del mundo de MotoGP con Honda: Dani Pedrosa y Mike Leitner. Dos descartes de la marca del ala por diversos motivos, en los que no vamos a entrar ahora, y que han demostrado estar como en sus mejores tiempos para desarrollar un prototipo.

Sigamos con el italo-brasileiro, un Morbidelli callado, trabajador y con una triste historia detrás que también ha forjado su carácter. Ayudado por su “hermano mayor” Valentino Rossi, algo que el mismo destacó tras su primer podio en MotoGP, ‘Morbido’ saca petróleo de la única Yamaha que no cuenta con los últimos avances de la marca, como el ya famoso ‘launch control’.

Pero Morbidelli, además de Rossi y su academia, tiene otro pilar fundamental en este éxito y este es otro descarte, otro juguete roto de algunos que no ven más allá de sus narices. Su nombre es Ramón Forcada, un señor que acumula más títulos mundiales que medio paddock (y me quedo corto con el medio) y que sigue dando clases magistrales en el box del Petronas.

Por último tenemos a Zarco. Qué decir del francés, un personaje extraño en la fauna mundialista, que odia los móviles, que toca el piano, que habla bajito y despacio, que le canta canciones a sus rivales, como hizo con Brad Binder al que felicitó por conseguir triunfar con la KTM, algo que él no logró hacer.

Un piloto que no quiere ser piloto a cualquier costo, que fue criticado por no querer ir a un Avintia en horas bajas a hacer bulto y que se ha revindicado en esta carrera como el tiralíneas que fue con la Yamaha satélite, el orgullo de Francia hasta la llegada de Fabio Quartararo y el único bicampeón del mundo de Moto2 hasta la fecha.

Y para cerrar la historia de este fin de semana loco en Brno, hay que destacar el trabajo del Avintia, durante muchos años el patito feo de MotoGP y al que Rubén Xaus parece haber dado el aire de ‘Pramac’ español que tanto necesitaba. Si siguen por esa senda, llegarán victorias y más pilotos que opten a premios mayores, en vez de ‘paganinis’ de carreras sueltas y niños de papa dueños de circuitos.

Ojalá el Red Bull Ring nos traiga otra jornada “de chiste” y ojalá haya más “otros” con ganas de protagonismo.

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