El filo de la navaja
No sé si Marc Márquez es el mejor piloto de todos los tiempos. Ya he escrito alguna vez que es una diatriba imposible de descifrar puesto que no hay manera de comparar distintos pilotos de diferentes épocas, motos y circunstancias. Lo que sí que tengo muy claro es que el mejor piloto de la historia del motociclismo tiene que ser uno que haga cosas como la que hizo Marc Márquez en la primera carrera de MotoGP 2020.

Comenzamos por la salvada que causó la posterior remontada. Probablemente su mejor salvada, con permiso de la de Valencia 2017, y eso tratándose de Marc Márquez es hablar de las mejores de la historia. No solo recuperó la moto de manera inverosímil a alta velocidad –unos 150 km/h-, sino que además lo hizo justo al límite antes de entrar en la grava y acto seguido enderezó la moto lo justo para seguir girando dentro de la arena pero sin caerse. Solo esta acción se puede estudiar durante años en las escuelas de motociclismo. Pero no había hecho más que empezar.




Tocaba la remontada. Estaba claro que el de Honda era el piloto con mejor ritmo de cara a la carrera, pero parecía imposible que fuese tan superior. Simplemente necesitó una vuelta de aclimatación y entonces comenzó la magia. Seguro que ya lo habéis visto así que no me extenderé demasiado. Pasó de una carrera que parecía tirada a la basura a estar en el podio y tener la segunda plaza al alcance de la mano. Entonces, a cuatro vueltas de la bandera a cuadros, lo que todos sabemos. Cuando estaba saboreando el cava –que ya no lo es-, se atragantó con la grava.
Vista la caída y la desafortunada lesión, parece demasiado simple decir que se equivocó. Por supuesto que tenía tiempo de sobras para adelantar a Viñales, ahora desde el sofá se ve clarísimo. Pero esa salvada y posterior remontada solo se consigue con una sobredosis de adrenalina que Marc gestiona, ahora sí, a la perfección. En el pasado hemos visto como esa excitación le llevaba a hacer adelantamientos improcedentes, cegado por el ansia de la velocidad y la remontada, pero no fue el caso de la carrera de Jerez.




Pilotar es el arte de acercarse lo máximo posible al filo de la navaja sin sobrepasarlo. Cuanto más te acercas, más consigues, pero si excedes el límite te quedas sin nada. Hay pilotos que caminan por ese filo de la navaja consiguiendo grandes actuaciones a costa de caerse de vez en cuando y los hay más calculadores que raramente besan el asfalto aunque con actuaciones menos espectaculares pero no por ello menos eficaces.
La cuestión es que Marc no camina por el abismo. Él ahí hace surf y sobre su tabla baila breakdance en la cresta de la ola del filo de la navaja y, en caso de remontada, añade triples saltos mortales con tirabuzón escarpado como si fuese gimnasta olímpico mientras con las manos hace malabares circenses. Entiéndase la hipérbole. Y normalmente le sale bien. En Jerez no fue así, pero como han dicho varios de sus compañeros no iba por encima de sus posibilidades. Solo que sus posibilidades son estratosféricas y están fuera del alcance de los demás.




Ahora queda asumir la cruz de esa moneda. La lesión, principalmente causada por la mala suerte del impacto del neumático delantero contra su brazo derecho. Si todo va muy bien, puede perderse solo las carreras de Jerez e incluso volver a ser candidato a la corona. Si no, tampoco pasará nada. La grandeza de un piloto se mide por los títulos mundiales, pero no solo por ello. Ni por si tiene más que otro. Ni por si consigue superar a otro cuando este todavía está en activo.
Actuaciones como las del pasado domingo en Jerez por un lado enamoran a público y crítica y por otro destrozan la moral de los rivales. En definitiva en el Gran Premio de España Marc Márquez nos brindó una de aquellas carreras antológicas que no pasará al olimpo de la historia por el simple hecho de que no terminó con final feliz. Permitidme terminar como empecé. No sé si el 93 es el mejor piloto de la historia. Lo que sí que tengo muy claro es que el mejor piloto de la historia del motociclismo tiene que ser uno que haga cosas como la que hizo Marc en Jerez el pasado domingo.