El último paso de Valentino

Valentino Rossi, sin caídas ni ninguna incidencia mecánica, terminó décimo séptimo en el Gran Premio de España. En el Circuito de Jerez, seguramente el único que le hizo soñar el año pasado, donde ha ganado nueve veces y siete de ellas en la categoría reina. Tan solo pudo terminar por delante de Tito Rabat y Lorenzo Savadori, además de un Álex Rins que se había caído en la curva Dani Pedrosa.
Solo llevamos cuatro carreras de 2020 pero el 46 no ha podido sumar más que cuatro puntos de la primera cita en Catar. A parte de la caída de Portimao, cuando cayó sin estar si quiera entre los diez primeros, van dos carreras cruzando meta sin entrar en los puntos, que son la mitad. El año pasado nos demostró su capacidad de resiliencia con una temporada muy complicada, pero saboreó las mieles del podio en su circuito talismán de Jerez.




Cualquier piloto sueña con triunfar al afrontar una nueva temporada. Da igual si es un veterano o un joven debutante, el objetivo siempre es mejorar los detalles que le fallaron el año anterior y encontrar así el camino hacia el éxito. Si viene de ganar, quiere hacerlo con más margen. Si viene de hacer podios, sueña con tocar la tecla que le brinde las victorias. Si viene del fondo de la clasificación, busca enmendar los errores de la temporada pasada para poder luchar nuevamente por el podio. Todo piloto comienza el año convencido de poder mejorar el anterior porque la diferencia entre el éxito y el fracaso en la competición es un discreto matiz, un pequeño cambio que siempre está al alcance de la mano.
Valentino Rossi se ha visto en esa situación centenares de veces. Tras un bajón, una pequeña modificación reconduce la situación y te mete de nuevo en la senda del éxito. Tengan por seguro de que comenzó la temporada convencido de lograrlo, pero a la vista de los resultados todavía no lo ha conseguido. Con esto quiero decir que el de Tavullia está metido en un bache. Desde luego que la edad no perdona, pero no se ha hecho anciano en un año. Si con 41 años pudo subir al podio en Jerez, con 42 podría haberlo repetido o quedarse muy cerca.




Su talón de Aquiles ahora mismo es que no encuentra la manera de volver a hacer funcionar la Yamaha y los neumáticos que monta. Otros sí que lo consiguen, con mayor o menor fortuna, así que tampoco se trata de que la moto sea un hierro con el que no se pueda ir rápido. No tengan duda de que si Valentino tocase la tecla y encontrase el camino no quedaría fuera de los puntos por mucho que tenga 42 años. Le queda potencial para ir rápido y estar mucho más adelante, pero ahora mismo no es capaz de materializarlo.
En lo que sí que afecta su edad es el momento de su carrera deportiva en el que le ha llegado este bache en el que está inmerso. Ha llegado mucho más lejos de lo que parecía posible y ya no tiene nada que demostrar. Además su mejor estado de forma hace años que pasó, así que por mucho que saliera del valle en el que está metido tampoco sería para volver a ganar carreras ni títulos y nadie es más consciente de esto que él mismo. Un fuera de serie es capaz de aguantar los golpes más dolorosos si sabe que puede ganar la pelea. ¿Merece la pena hacerlo cuando ya sabes que ya no es posible?
Valentino ha dado este año el último paso; Ya tiene equipo para seguir en el Mundial. A nadie le gusta abandonar su casa y la carpa del circo mundialisto ha sido su hogar durante el último cuarto de siglo. Ya puede decir que ha compartido pista con su hermano y no le faltan pilotos a los que transmitir todo lo que ha aprendido en estos años. No tengo ninguna información de si Rossi ha decidido que este sea su último año como piloto de MotoGP pero ¿Qué motivos podría tener para seguir pilotando? Pues eso.