Difícil fue llegar, imposible parece quedarse

En el Gran Premio de Alemania hubo un claro ganador y dos claros perdedores. De la victoria ya se ha escrito mucho y no tengo nada más que aportar, aunque te recomiendo ESTA reflexión de José Manuel González Tamajón sobre sus posibles consecuencias para el título en juego. También es imperdible la opinión de Manolo Fernández sobre el regreso de Marc cuando parece que Valentino Rossi se marcha, algo vital para Dorna y que puedes leer AQUÍ. En cuanto a los perdedores, Lucio López puso hilo sobre la aguja de los que Sachsenring certificó para Maverick Viñales y otras dos Yamaha AQUÍ, recomiendo también su lectura. Sin embargo hubo otro perdedor que ha pasado más desapercibido sobre el que quiero hacer una reflexión.
El patio trasero de Marc Márquez, perdón, el circuito de Sachsenring, pinta sobre el papel como hecho a medida para Suzuki. Sin embargo nunca ha sido propicio para las motos azules y este año no ha sido ninguna excepción. El problema para los de Hamamatsu es que el año pasado saborearon las mieles del laurel al final de temporada y tienen a un piloto que se muere de ganas de poder revalidar el título. Pero el mundo sigue girando y 2021 no es 2020, así que no les valdrá la misma receta para conseguir el mismo pastel con tan un horno tan diferente.




Marc Márquez se recupera de su lesión, Fabio Quartararo ha montado un Ikea en su cerebro, las alas de KTM cada vez vuelan mejor e incluso Aprilia consigue darle a Aleix Espargaró una moto que no deja de crecer. Ahora que hay más pilotos que décimas dentro de un segundo, Joan Mir empieza a oler la amenaza de que este año no se puede ganar sin ganar. La victoria a final de año necesitará más de una victoria de fin de semana.
Los títulos se consiguen a base de buenos resultados y regularidad. Como en toda ecuación, estos dos ingredientes están interrelacionados por lo que la clave es el resultado de las dos variables. Si haces la operación y te sale mejor que los rivales eres campeón. Así que el año pasado, convulso, errático y tremendamente irregular propició que Joan Mir pudiese compensar las pocas victorias (sobra incluso el plural) con mucha regularidad para colgarse los laureles a final de temporada.




Fueron 14 carreras y subió al podio en la mitad de ocasiones, siete. Una victoria, tres segundos puestos y tres terceros. Este año llevamos ocho carreras. Con la estadística del año pasado debería llevar cuatro podios, dos segundos y dos terceros. Sin embargo solo ha subido dos veces al cajón y las dos lo ha hecho en el escalón más bajo. Joan Mir nos ha deleitado con increíbles remontadas desde posiciones muy retrasadas de parrilla pero los números –y las sensaciones- dejan claro que este año las cosas han cambiado para peor. Para mucho peor.
La Suzuki necesita una revolución y Joan Mir la reclama cada vez que le ponen un micrófono enfrente. Sin embargo en Japón la actitud es muy diferente. Han conseguido un gran retorno de inversión al conseguir ser Campeones del Mundo en tan solo cinco años. Pero su gran maestro de orquesta se marchó a la Fórmula 1 y parece complicado convencer a sus contables de la rentabilidad de poder optar a un nuevo título, sin garantías de obtenerlo, y la revolucionaria inversión que requeriría. Una prueba de esta filosofía es que después de haber ganado el título no han sido capaces ni de poner dos motos más en pista.




Esto va a generar frustración en sus pilotos. Álex Rins está ahora mismo en otra pelea, pero Joan Mir viene de ser Campeón del Mundo. Sus ambiciones se verán cortadas y sentirá que los esfuerzos por parte de la fábrica son manifiestamente insuficientes para sus expectativas. Habrá más tensión, más malestar en el seno del equipo y esta vez no tendrán a uno de los mejores equilibristas que había conocido el paddock para gestionarlo.
Hasta ahora Suzuki, desde que volvió al Mundial, no ha seguido una línea más que ascendente. Todo han sido piropos para el proyecto y desde luego han estado más que justificados. Sin embargo 2021 parece el año en el que van a experimentar un retroceso por primera vez desde que volvieron y será una situación nueva para todos ellos. En su mano está el reto de saber gestionarlo, reconducirlo y replantearse su dirección para el futuro. Llegar es muy difícil, pero todos lo que lo consiguen coinciden en que el máximo desafío es mantenerse. Ahora comienza lo más duro de la competición para ellos.