Hagamos como los aviones

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By Marc-Antony Payne - Via email, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3410822

La acumulación de tragedias que hemos vivido recientemente en distintos campeonatos de motociclismo has supuesto un verdadero toque de atención para todos los que amamos este deporte y no es para menos. Urge tomar medidas para reducir todo lo posible el riesgo de que se repitan y son muchas las propuestas que oímos sobre como lograrlo. El caso es que tenemos un espejo perfecto donde mirarnos para conseguirlo y que me gustaría proponer.

Si hay un ámbito en el que el ser humano ha conseguido la excelencia en materia de reducción de accidentes esa es la aviación comercial. Es un ámbito donde la seguridad se ha establecido como paradigma absoluto y gracias a ello se ha logrado un nivel de seguridad difícilmente igualable en cualquier otro ámbito. Si queremos reducir el riesgo de nuevas tragedias en el motociclismo, la aviación es una fuente perfecta de la que mejor podemos aprovecharnos para dar un salto exponencial en materia de seguridad.

Vaya por delante que fijarnos en la aviación comercial no quiere decir tratar de copiar medidas concretas. El motociclismo de competición y la operación de aeronaves son dos actividades intrínsecamente diferentes, por lo que la lección que debemos de extraer respecto a los aviones es la metodología que se ha utilizado para reducir las fatalidades aeronáuticas a pesar del constante aumento de vuelos.

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BenAveling

El primer concepto que debemos asimilar es el del modelo del queso suizo. Cuando se produce un accidente este sucede por una acumulación de causas, nunca hay un solo motivo, aunque pueda haber un desencadenante único. El modelo del queso suizo ejemplifica que esta acumulación de causas consiguen sortear todas las medidas de seguridad empleadas para evitar el accidente, que en el motociclismo de competición son muchas aunque a veces resulten insuficientes.

La lección que debemos extraer del modelo de queso suizo es que la forma de evitar accidentes no se basa en una medida. Ahora escuchamos muchas propuestas sobre como evitar nuevas tragedias en las carreras de motos y muchos detractores que argumentan con razón que una u otra medida de seguridad no hubiese evitado un accidente en concreto. Cualquier medida tiene agujeros, como las lonchas de queso suizo, y por tanto incapaces de evitar accidentes por sí solas. Será la combinación de diversas capas de seguridad lo que impida que la tragedia se produzca. Cualquier acción aislada será ineficaz en determinadas circunstancias, pero la superposición de todas ellas sí puede llevar a reducir drásticamente las tragedias que vivamos en los circuitos.

Dejemos de buscar una medida mágica que evite los accidentes que tanto nos han robado últimamente porque seguramente no existe. Diseñemos una batería de acciones compatible con la competición que tanto amamos porque la solución es múltidisciplinar. Volviendo a los aviones estos no son seguros por un único motivo, sino porque se aplican medidas de seguridad en todos los aspectos posibles, muchas veces de forma redundante y complementaria.

Sin entrar a analizar aspectos concretos hay otra actitud general que sería muy positivo copiar de la aviación; la investigación de accidentes. Y tanto o más importante, la investigación de incidentes. Una investigación de un accidente aéreo suele tardar dos años en producir un informe definitivo. Normalmente al mes se emite un informe preliminar, pero las conclusiones finales requieren generalmente de dos años. No es que los investigadores sean lentos, es que se analizan ingentes cantidades de factores que requieren de todo ese tiempo, para que nos hagamos una idea de la magnitud de la investigación.

Al analizar con tanto detalle los accidentes y los INCIDENTES se identifican a la perfección los aspectos que se deben mejorar. Al estudiar los incidentes con tanta precisión, es decir cuando el accidente no se produce pero se pudo haber producido, se identifican amenazas potenciales y se aplican medidas preventivas que evitan accidentes futuros que nunca se llegan a producir. Si lo único que ha evitado un accidente es una loncha de queso, es que hay que poner más. No hay manera más eficaz de evitar accidentes que identificar exactamente los motivos que los desencadenan.

Con el enfoque que la aviación comercial ha aplicado a la reducción de accidentes se abren infinidad de posibilidades para reducir el riesgo de una nueva tragedia en los circuitos. Podríamos hablar de muchísimas medidas concretas y su posible aplicación o adaptación a las carreras de motos. Desde la formación de todos los actores, las medidas de seguridad activa o pasiva o los procedimientos operativos, hasta los requisitos de las infraestructuras, las regulaciones de los factores externos o las políticas de supervisión. La seguridad aérea nos lleva una ventaja estratosférica y seguramente salen varios centenares de medidas concretas de todo tipo extrapolables al motociclismo de competición.

Sin embargo la concreción de medidas de seguridad de las que aprender desde la aeronáutica tienen que venir precedidas de las dos premisas aquí expuestas. En primer lugar investiguemos exactamente cuales son los factores de riesgo más amenazantes para la seguridad de los pilotos de motos y en segundo lugar huyamos de una receta mágica que evite los accidentes. La solución vendrá por una serie de medidas, que a modo de sucesión de lonchas de queso suizo eviten una nueva tragedia que empañe la hermosura de nuestro deporte. Hagamos como los aviones.

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