Locura

Después de la carrera que vivimos el pasado domingo en el circuito de Le Mans con motivo del Gran Premio de Francia, es fácil caer en la tentación de decir que aquello fue “un caos”, “un lío monumental” o “una locura”.
Desde mi punto de vista nada está más lejos de la realidad porque absolutamente todo depende de las decisiones que toma cada piloto, además de cómo las ejecutan ellos mismos y los componentes de su equipo.
Uno de los ejemplos más claros los tenemos en cómo Fabio Quartararo hizo el cambio de moto. Para el recuerdo quedará la imagen de Fabio parando su moto delante del box de Maverick Viñales y de su mecánico corriendo para sujetar la moto mientras el piloto corría en dirección contraria, hacia su moto.
¿Es eso caos? ¿Es acaso locura? No, es un error del piloto. Tanto es así que lo que hizo en ese cambio de moto está contemplado en el reglamento, y tiene una sanción asignada.




Sí que podemos decir que la tensión de los pilotos, de los equipos y de todos los que estamos pendientes de ese momento, como sabemos y entendemos cuál es la importancia de lo que está en juego, se nos acelera el pulso y nos invade una sensación altísima de tensión.
Lo mismo pasa con la vuelta que han de dar los pilotos con la pista mojada y las gomas de seco, y tenemos que volver a preguntarnos si se trata de una locura o, como los propios pilotos dicen, saber asumir los riesgos que ello conlleva.
Los ejemplos los encontramos en Joan Mir y en Álex Márquez. Para uno se terminó ahí la carrera, incluso tomando las precauciones que consideraba que le daban margen de seguridad, y para el otro fue todo lo contrario. Álex Márquez adelantó a muchos rivales en esa vuelta por haber asumido la posibilidad de irse al suelo, pero controlando lo que hacía.




Por lo tanto, tampoco podemos decir que esa vuelta sea un caos, o que sea una locura. En tal caso ya existiría un reglamento que mostrase una bandera roja en el momento en que la pista estuviese mojada. Que cada uno se pregunte si eso sería lo que realmente quiere.
Parece más adecuado que la pericia, sensibilidad, talento o llamadle como queráis, que cada piloto tiene le permita superar esa situación, igual que lo tiene que hacer con una goma en mal estado o una configuración de moto incorrecta.
El resto no fue nada más que una carrera en agua, que tiene el mismo planteamiento de una carrera en seco, con los pilotos intentando encontrar el límite para ir más rápido. Teniendo que conservar los neumáticos para llegar a final de carrera con algo en el bolsillo que les permita atacar o poder defenderse.
¿Dónde está el caos? ¿Dónde está la locura?
Emoción y tensión a la máxima potencia, eso sí, pero no hay nada de caos en las carreras sino en los ojos de quien las mira.