El “error heróico” de Marc Márquez

Perdón por el “clickbait” involuntario, parroquia: empecé con esta reflexión el pasado lunes; y no se había producido aún el anuncio de la renuncia de Marc a correr las dos carreras que le quedan a MotoGP para dar carpetazo a esta inefable temporada.
Menos mal que no sucumbí el domingo en la radio a un rumor que me llegaba de Cheste afirmando que Márquez correría en Portimao si el tiempo era bueno y el título estaba decidido. Ni si quiera sabemos si se correrá allí o en Jerez…
Marc Márquez esperará a 2021 para subirse a su moto y yo no quiero hacer otra cosa, en este momento, que apoyar su decisión y esperar que se recupere totalmente. Lo que había que decir lo dije en el momento que consideré oportuno. El apoyo incondicional es, ahora, lo adecuado.
El título de esta entrada, digo, lo tenía decidido desde el pasado fin de semana. Y también con la intención de aplaudir a Marc, esta vez, por su monumental (heroica, incluso) valentía del jueves pasado. Aunque pueda (también) ser un error.




Porque de todo el sainete derivado de las sanciones a Yamaha yo me quedo con la reacción, desde el sofá de su casa de Cervera, de Marc Márquez en Twitter. Un verso suelto que ha tenido y tendrá mucho más recorrido del que parece hasta el momento.
Minutos después de su piado muchos “plumillas” españoles teníamos mensajes de nuestros colegas extranjeros de la sala de prensa de MotoGP preguntándonos qué era eso de “tela marinera” que les aparecía en la traducción automática de la red social más tóxica del planeta internet.
Lo que hizo Marc me parece lo más relevante de todo lo acontecido, insisto, porque generó una marea sorda en MotoGP a lo largo del fin de semana; y creo que puede tener su recorrido en el futuro. Tanto como el peligroso precedente de la sanción. O más.
El precedente sentado con la componenda de “Señorita Pepis” perpetrada el pasado jueves tiene arreglo: modificar el reglamento de cara a 2021. O queda claro que mano en el área es penalti (por cierto: en el fútbol hoy en día, tampoco lo está) o a ver qué pasa cuando se monte otro filtro de aire no homologado en Moto2, pongo por caso.
Ya veremos: de la misma manera que el VAR ha llegado al balompié para generar más polémica y así más audiencia; tampoco espero que MotoGP vaya a mejorar en este sentido. Al final, todos somos culpables: si hay morbo hay sueldo.
Pero vamos a lo que ya no tiene remedio y me sigue llamando la atención: la reacción espontánea de Marc Márquez a una decisión de la FIM (acordada por la MSMA) en un momento del año en el que él ya no tiene nada que hacer. ¿Qué ganaba mojándose de esta manera?
Dos respuestas: nada en lo político, mucho en lo personal. En lo “político” Márquez tiene incluso algo que perder haciendo lo que hizo. Porque la patada en las mismas partes íntimas de MotoGP perpetrada en forma de tuit le puede pasar factura cuando vuelva a pilotar al límite y el panel de comisarios le mire, ya para siempre, con otros ojos.
En lo personal, la ganancia de Marc es tan intangible como infinita. Va más allá de cualquier análisis; y mi pálpito es que, de nuevo y lo celebro, fue fiel a sí mismo. Morbidelli le despreció diciendo que era “un fan opinando desde casa” pero sabe que tenía más razón que un santo.
La pregunta es si tenía motivo. Y pienso que también: así se desmarca de una decisión colegiada dentro del paddock que hubiera sido catastrófica si un piloto Yamaha acaba siendo campeón del mundo en 2020.
La marea sorda se produjo de manera instantánea el pasado fin de semana. Alberto Puig no habló en toda la jornada del viernes y se limitó a unas declaraciones de perfil bajo en la señal internacional y en TVE, el sábado.
Vuelvo al titular: ¿Será un error, aunque sea heroico? Veremos. Su ejercicio de libertad de expresión le puede pasar factura: si pisas un callo te mandan a dormir al cuarto de los ratones. Lo sé porque he pasado más de una noche allí, cantó el poeta. Y es verdad que yo no me llamo Marc Márquez; pero al fin y al cabo tampoco vivo para empatar a Valentino Rossi en nada.