Nico Terol: “Hay que hacer lo que depende de uno mismo”

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En noviembre de 2011, Nico Terol se convirtió en el último campeón del mundo de 125cc, el cuarto campeón de la categoría pequeña del Aspar Team en seis temporadas, con una segunda posición en el Gran Premio de la Comunitat Valenciana ante rivales como Johann Zarco o Maverick Viñales.

Tras el título, un irregular paso a Moto2, victoria incluida, problemas de salud, de ansiedad y un periplo buscando su propio sitio incluyendo participaciones en el WorldSSP con MV Agusta. Un desenlace de su carrera muy díficil que hace aún más interesante oír a un piloto que conoce las mieles del éxito y la dureza de la falta de resultados.

Os dejamos con la entrevista que desde el Team Aspar han facilitado.

Diez años después, ¿cómo recuerdas esa jornada de noviembre de 2011 que terminó con el título de campeón? 

“Lo pienso y se me pone una sonrisa de oreja a oreja. Ese día, ver las caras de mi equipo, de mi familia, todos celebrando en el muro… Fue bestial. Si empiezo a pensar más allá, recuerdo el susto que tenía encima la noche de antes con el tiempo. Hablaba con mi padre y con mi madre, les pedí que miraran todas las webs del tiempo, para ver qué pasaría el domingo, por si llovía o no, deseando que no lloviera. Ellos me dijeron que me concentrara en lo que dependía de mí”.

Fue una temporada con altibajos. Empiezas con cuatro victorias y un podio en las primeras cinco carreras… pero luego llega Holanda y la lesión en el dedo. Luego encadenaste tres victorias en la parte final de la temporada, pero en la gira asiática se torció todo un poco. ¿Cómo viviste por dentro tú 2011? 

“Empecé la temporada con la buena noticia de que sería compañero de Héctor Faubel, que siempre había sido un referente para mí, pero enseguida me di cuenta de que sería mi primer rival. Éramos amigos, pero siempre nos guardábamos algo en la manga. Yo quería luchar por el título y que nada me distrajera. Empecé muy bien el campeonato, pero surgió Johann Zarco como rival, luego llegó también Maverick Viñales…

Encadené varias victorias al principio, pero en Assen el primer día me rompí el metacarpiano, salí infiltrado al cronometrado y estaba muy detrás y, en mi último intento de hacer una buena vuelta, me caí a 220 km/h porque me levantó el viento y me dañé el dedo. Me dio rabia, pero pensé: “todavía queda campeonato”. Y en Mugello, con el estrés de haber fallado en Assen, gané.

En Brno tuvimos un problema con la moto y ahí pensé que podía perder el campeonato. Fueron unos días duros en casa, de bajón moral, pero reseteé y volví con fuerza, pensando en que tenía que hacer todo lo que dependiera de mí. Más tarde, en la gira asiática, nos pasó de todo y cuando más tenía que perder, la muñeca me hacía tope e iba al 70%. Llegamos a Valencia con 20 puntos sobre Zarco y pensé que habría justicia, que tenía que centrarme en lo que dependía de mí porque lo iba a conseguir”.  

Un piloto valenciano, compitiendo en Valencia, en el circuito que lleva el nombre del primer campeón valenciano, con un equipo de un valenciano… ¿Cómo fue la presión durante esa semana y hasta el día de la carrera? 

“Jugarme el título en Valencia, en el Circuit Ricardo Tormo, donde me había formado desde pequeño en la Fórmula de Campeones que ideó Jorge Martínez “Aspar”, que era mi jefe de equipo en ese momento, poder ser el primer campeón del mundo de la Cuna de Campeones… fue un honor y una presión. Se me hizo eterno el fin de semana. Estaba con mi gente, pero mi cabeza estaba en otro sitio, centrado en acabar. Ahora, diez años después, lo estoy disfrutando más que cuando lo conseguí o la semana posterior. Lo aprecias más con el tiempo”.

¿Recuerdas el momento en el que supiste que eras campeón? 

“La gira asiática había sido complicada y Zarco nos había recortado 16 puntos en tres carreras. Empezó la carrera de Valencia, Zarco iba sexto, Salom séptimo y yo octavo. Y lo vi caer. En ese momento, pensé que era campeón… pero a la vez, que no podía ser tan fácil. Que después de todo lo que habíamos sufrido, no podía acabar así: pensé que se podía levantar, que podían parar la carrera por la lluvia y luego podría volver a salir a pista… Me dije “espérate”. Y vi en la pizarra “5 KO”. Aun así, me esperé una vuelta más, por si me lo había imaginado, y cuando lo volví a ver, me puse a chillar dentro del casco. Me lo dije a mí mismo: “campeón del mundo”. Cuando acabó la carrera, lo celebré con mi gente de Alcoi y Bocairent, con todos los fans de Cheste. Y luego, llegué al corralito, estaban mis padres, el equipo, estaba hasta Jesús Calleja. Fue brutal”.

¿Hay algo que sepas ahora, que hayas aprendido después de ese año, que digas “ojalá hubiera sabido esto en 2011”? 

“Con la experiencia, he aprendido que hay que saber disfrutar más del momento, y cuando llega una crisis no hay que darle la importancia que le daba. Si viene un mal momento, hay que dejarlo pasar y seguir haciendo lo que depende de uno mismo. Hay que saborear más los buenos momentos, no quiere decir celebrar durante veinte días una victoria, pero sí disfrutarlo, revivirlo, porque cuando no tienes esos buenos momentos, que son difíciles de conseguir, te das cuenta del valor que tienen”.

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