Bautista y Ducati: ¿garantía de éxito?

Puede que haya quien se sorprenda de ver que escribo sobre el WorldSBK, pero lo cierto es que sigo con mi empeño de hablar de motociclismo por encima de los campeonatos. Quizá esto me haga menos especialista en uno u otro campeonato, pero lo cierto es que detalles técnicos aparte y por mucho que me esfuerce en buscar diferencias en aspectos técnicos congelados y estandarizados, yo veo carreras en las que pasan cosas similares: settings, neumáticos y pilotaje. Y no me preguntéis cuáles han sido las más divertidas y con más pilotaje del 2021 que a poco que hayáis visto algo más allá de MotoGP tenéis la incomprensiblemente incómoda respuesta.
Pero bueno, ya que ha salido el tema y nos quedamos hablando del Campeonato más divertido del 2021 hay que decir que, aparte del campanazo de Toprak, lo que más ha llamado la atención entre el público ha sido el futuro regreso de Álvaro Bautista a Ducati Corse en 2022 y quizá, lo que más euforia y expectativas levante.
Y es que no creo que haya que recordar que en su llegada al WorldSBK, la asociación Bautista y Ducati llegó arrasando y venciendo las 11 primeras carreras y dejando escapar sólo tres de las primeras quince. Y no sólo venciendo, sino convenciendo y creando dudas sobre todo y todos, sobre el pilotaje de Bautista, sobre la naturaleza de la Ducati V4 y sobre el estilo MotoGP frente a lo que parecía un caducado estilo WorldSBK de pilotaje.
Con esta vitola, y tras dos años de sequía por parte de Bautista en su paso a Honda en el WorldSBK (una Honda que busca soluciones radicales como cambiar de suspensiones Öhlins a Showa), el regreso de Bautista a Ducati es una maniobra casi triunfalista dentro de la incomprensible política de fichajes de la fábrica italiana supone una situación casi inédita para Bautista: ser favorito al título desde el principio.
Los primeros test han resultado positivos, la atmósfera resulta inmejorable con mensajes de ataque por parte del piloto rotulando su casco y moto con el logo de «BAUCATI» (aquel alías que durante la primera mitad del 2019 resumía la simbiosis perfecta entre Bautista y la Panigale), pero estos alardes mejor guardarlos para final de temporada, máxime sabiendo que Bautista, por muy extraño que suene, nunca ha sido favorito a ser Campeón a priori. Ni siquiera el año que fue Campeón en 125 cc, allá por 2006.
Y mejor guardarlos para el final sabiendo que en su demoledor debut, los cantos de sirena de volver a MotoGP (como si los pilotos aún no se hubieran dado cuenta que el stablishment prefiere a pilotos inexpertos e inmaduros como Darryn Binder) y la pasta ondeante de Honda dieron al traste con toda la superioridad deportiva que la simbiosis Baucati andaba mostrando. Y es que me recuerda al lema de Jorge Lorenzo en su llegada a HRC en MotoGP (otro fichaje triunfalista), cuando en su casco lucía aquel magnifico zasca a, mira tú por dónde, Claudio Domenicalli.
Habrá que ver cómo se desarrolla el 2022 y cómo digiere Bautista la presión de ser favorito al título. En 2019 tanto se le atragantó que perdió lo imperdible, y en la otra ocasión que era favorito al Título a priori, y hablamos de 2009 en 250 cc, tanto se diluyó que terminó cuarto de un Mundial con una segunda mitad de temporada en la que nunca aspiró a las victorias, lo mismo que le sucedió en 2019.
Quizá la perspectiva de no alcanzar un contrato mejor o no volver a MotoGP deje a Bautista completar una temporada más regular en los primeros puestos y luchar por el Título hasta el final o ganarlo tal y como es favorito. Lo cierto es que tras la segunda mitad del 2019 y recordar aquel 2009, la imponente estampa del 19 sobre la SBK más bella puede que no resulte tan imponente a sus rivales y pondrá más a prueba que nunca la fortaleza mental de Bautista desde la primera carrera.
Porque si Ducati cuenta con él y él con Ducati es para ganar el Mundial. ¿Sabrán gestionarlo tanto el piloto como el equipo?