MotoGP 2023: Aburrimiento corregido y aumentado… salvo Fabio u omisión (2/2)
Antes de terminar este artículo de dos partes (aquí la primera de ellas) , he de confesar que esta segunda parte iba a titularse «Salvo Marc u omisión», pero la realidad no sólo supera la ficción y la opinión, sino que la dilapida. La agonía con la que Honda está pagando el peaje de tener a Marc Márquez en sus filas supera todo lo imaginable. Supera incluso el pozo en el que se vio inmersa Ducati tras la marcha de Casey Stoner y llegada de Valentino Rossi. Y digo que lo supera porque ni Honda está en un proceso de venta como lo estaba Ducati cuando Rossi aterrizó a Borgo Panigale ni se le ven las lentas pero efectivas mejoras que experimentó con la llegada de Luigi Dall’Igna y sus valientes decisiones. Valientes y acertadas para sus intereses.
Si decíamos ayer que la técnica en la que se ve inmersa MotoGP está llevando el espectáculo a la Q2 y poco más, hoy tenemos que repetir que esto es un logro y un triunfo de Ducati Corse, el equipo de carreras capitaneado por Luigi Dall’Igna. Ha conseguido que lo que se pretendía fuera la MotoGP más igualada de la historia en un rodillo de desigualdad en el que Ducati domina y ridiculiza a sus rivales en la mayor desigualdad recordada: Dall’Igna sí es un MotoGP Legend digno de ser recordado, no como esa maniobra publicitaria de Dovizioso y otros como él. Ha conseguido el sueño de Pit Beirer, ganar a Honda y todo Japón, y encima sentó las bases del único equipo que hoy en día le hace sombra, Aprilia.
Volviendo a Honda, da la impresión que en Japón aún se empeñan en diseñar una moto para un deporte que dominaba Honda primero y Marc Márquez después y que aún no se han dado cuenta que, ese deporte que sueñan en Saitama, es un deporte distinto al actual MotoGP en el que los aciertos de Dall’Igna han redefinido la competición. Mientras tanto veremos la hipocresía que alabará el nivel de la parrilla actual al tiempo que echa de menos más y más al genio de Cervera esperando su retorno, primeramente por su estado físico, ahora por el estado de la moto, y en cualquier caso, una película de titulares y esperanza que recuerda horriblemente a otra peli de titulares no tan lejana y que todos sabemos cómo terminó:




Espero que en Honda, en HRC, sean conscientes de lo que no están haciendo: ser HRC.
Y volviendo a Dall’Igna (me está quedando un texto muy Guadiana) veremos si MotoGP es capaz de pagar el peaje de un éxito tan rotundo como el de Ducati. Y aquí es dónde entra en juego Pecco Bagnaia, aquí es donde el actual Campeón del Mundo de MotoGP debe demostrar y reafirmar el dorsal que lleva en su moto, demostrando y reafirmando que el mérito de su título de MotoGP es suyo como piloto dominando la categoría peleando por la victoria en cada carrera, en cada carrera he escrito, y no dejando que el carrusel de Ducatis se repartan las victorias dejando claro que fue la flecha Ducati y no el indio Bagnaia quién hizo diana en 2022. Si Bagnaia fue el mejor entre los pilotos debe serlo entre las Ducati, porque que Bagnaia no dominara en 2023 sería lo mismo que decir que el Título de Pilotos de 2022 lo ganó Ducati. Y nadie, salvo Dall’Igna, quiere eso, ¿verdad?.
Y ésta es la omisión a la que me refería en el titular: a un necesario dominio de Bagnaia que dé valor a MotoGP, un dominio que propicio un duelo con el aspirante. Podemos vender la mediocridad y la irregularidad como igualdad, pero si Bagnaia es capaz de pelear por la victoria en cada carrera, el sentido y el valor de esa igualdad será conocer quién será el outsider que ose retar al Campeón y no ver quien falla menos como hemos estado viendo demasiado últimamente. Y no harán falta duelos directos ni cuerpos a cuerpos, simplemente un Campeón que haga de Campeón y un aspirante que oponga resistencia. Ojalá que sea Aleix Espargaró y su Aprilia la que presten esta resistencia, pero hete aquí que en Aragón vimos uno de esos destellos que hacen del deporte algo grande: Fabio Quartararo y el click adecuado en Yamaha. Ojalá no sea un espejismo y podamos ver a Quartararo en condiciones de luchar por las victorias, ojalá no sea un espejismo y podamos ver a Fabio pasando las curvas más rápido, inclinado y determinado que nadie buscando las victorias. Qué bueno sería que los pilotos que dominan dominasen. Qué valor le daría eso a las victorias y podios de pilotos de equipos satélites, luchar con los oficiales en el mismo Gran Premio, no en el que Gran Premio que les pase algo y hacen octavo.
Bueno, al fin y al cabo es lo que hizo a MotoGP grande se basaba enormemente en ver quién ganaba a Rossi con Rossi en plenas condiciones. A falta de Marc o Fabio, bueno es Bagnaia. Pero que alguien domine por dios, al menos así el aburrimiento de carreras sin adelantamientos tendría un significado.
Después de 57 años de afición a pie de pelousse… yo me rindo.
Paso de paños calientes con la decadencia. Esto no son motos, no son carreras, esto no es competición.
Gracias Manolo por «gritar en el desierto», pero que sepas que acabarás en la lista negra de Dorna.
Salud y olor a ricino.