Mapping 46: Valentino Rossi, el último de los buenos.

Estoy francamente impresionado con la actuación de Valentino Rossi en el Gran Premio de Estiria, no por el resultado, que es bastante obviable tanto en la cuenta personal del italiano como en la de Yamaha, ni por la trayectoria de los últimos tiempos que, pese a quien pese, ascendente no es. Estoy muy impresionado porque ha tenido la sangre fría, profesionalidad y santos cojones de salir a pista con una moto que, a todas luces es defectuosa, bien por componentes propios o ajenos (y me refiero a los frenos Brembo) y que provocó las escalofriantes imágenes de Maverick Viñales tirándose de su moto en marcha a final de recta, seguido de las quejas por gestos con Quartararo en su regreso al box tras la bandera roja que provocó el accidente de Viñales (dónde, para mas INRI Yamahiano, ha pulverizado la moto con un motor nuevo no capado).
Lo cierto que ahora mismo da igual si es un tema de frenos de nuevo diseño «per se», si es un tema de incompatibilidad de diseño de Yamaha y estos frenos o de gestión de freno motor por parte de electrónica o si el diseño de la moto provoca un recalentamiento de los mismos, el caso es que había un problema y Rossi ha vuelto a ser el mejor en un equipo en crisis.




Y no se entienda como un agravio con el resto de pilotos Yamaha, la acción de Maverick que ya hemos visto en otros pilotos es absolutamente desesperada y merece todo el respeto, que Fabio Quartararo siguiera buscando el límite de unos frenos (parece que se recalentaban) también merece hacer la ola, pero al contrario que Rossi, estos dos tienen todo el camino por hacer en MotoGP y Rossi aún es el camino en MotoGP.
Un motor bueno quemado, unos motores capados que limitan a los pilotos, un liderato muy endeble, una petición a la MSMA para abrir motores infructuosa y un fallo de frenos generalizado y visible por TV que llega justo con dos semanas libres por delante y mucho tiempo para sentarse a «hablar» sobre la crítica situación de un equipo en cuya transición en su gestión coincide temporalmente con unos resultados sencillamente desastrosos (recordemos que en la anunciada transición hacia Viñales como número 1 de la marca Japón pasa a tener un peso específico muy fuerte en la gestión del equipo). Lo que antiguamente se describía como «llaves fijas volando por el box» pero telemáticamente. No sería de extrañar ver caras nuevas con camisas azules en Misano y un discurso de cara a 2021 por parte del equipo oficial.




En cualquier caso, pese a todos los handicaps que Viñales y Quartararo nos cuentan, Valentino Rossi vuelve a cumplir y ser el mejor de una marca en crisis, una crisis de diseño (como podría ser la de Honda) o de coordinación y decisión (¿quién decide montar esos frenos de nuevo diseño? ¿por qué Viñales rechazó las pastillas grandes que le ofreció Brembo?). Con Quartararo como outsider peleón, con Viñales anunciando por activa y por pasiva su mejor momento Yamaha encontraba en la política de fichajes de Ducati y la ausencia de Marc Márquez (y con la de éste, la de Honda) sus mayores aliados para llevarse de calle un 2020 en el que el desgobierno de MotoGP empieza a plantear muchas preguntas sobre qué está pasando en una temporada en la que nadie parece querer comandar la categoría.
Porque en otras temporadas, con otros pilotos, el día que no ibas bien hacías tercero y el que ibas de puta pena, cuarto, pero esos tiempos han pasado y venir de una de las mejores, más competidas y más técnicas generaciones que ha tenido MotoGP desde su nacimiento (Pedrosa incluído, Lorenzo, Stoner, Rossi, Márquez por supuesto… Una generación en la que talentazos como Spies, como Nakano o Melandri ni siquieran tuvieron una mínima oportunidad), uno se pregunta dónde están estos pilotos que el día que tenían problemas hacían cuarto, o si estamos ante una generación perdida en la que Rossi (Y Marc) son los últimos componentes de la competitividad cuando las cosas no van bien. Tenemos buenas motos y muy igualadas, tenemos nuemáticos buenos para todos, y tenemos a 11 pilotos distintos que han subido al podio.
¿Esto es igualdad o falta de líderes?
Pues eso, que hasta que otro piloto diga lo contrario, hasta que la prisa contractual de por supuesto el talento y la capacidad de gestionar la presión, hasta que Binder, Mir u Oliveira terminen de demostrar lo que se les supone, de los que estuvieron en el Red Bull Ring quizá Rossi sea el último de los buenos.
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